REVISTA ELECTRÓNICA DE ESTUDIOS FILOLÓGICOS

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ISSN 1577 - 6921

  NÚMERO 1 - MARZO 2001

PORTADA | HEMEROTECA

 

 

Entrevista a Eloy Sánchez Rosillo [1]

por Jacinto Nicolás y Diego Muñoz

Fotografía de Juan Ballester.

 

 

Muñoz.- Eloy Sánchez Rosillo, el primer y único premio Adonais que tenemos en Murcia, un poeta que empezó declarando en la página inicial de su libro primero que ser poeta no era su ambición, sino una manera de estar solo. Otros lo habían dicho antes, sí, pero hay que hacerlo muy a tu manera para que te caiga el Adonais, el premio por antonomasia a la poesía en este país, como le pasó a él hace veinte años justos por un libro titulado Maneras de estar solo. La mayoría de nuestros males, dijo un fulano, creo que francés, provienen de no poder estar solos, y que en un país como éste, donde nuestros males no tienen fin, se premie un título así, y se premie a la poesía, es algo de lo que nunca nos alegraremos bastante. Sánchez Rosillo ha publicado desde entonces cinco poemarios más, el último recién editado por Tusquets, y un ensayo sobre Luis Cernuda. Desde que leí su libro, hace veinte años, sigo ignorando si la poesía es una cuestión crepuscular, minoritaria, resurgente o esotérica, pero sé, y no soy el único, que mucha gente en este país sólo lee un libro de poesía al año: el Adonais. Quizá, es su manera de estar solo.

 

Nicolás.- Eloy, Eloy Sánchez Rosillo, bienvenido, buenas tardes.

 

Sánchez Rosillo.- Hola, buenas tardes.

 

Nicolás.- Yo creo que, de todas maneras, Eloy es un poeta que se puede encontrar solo, pero la mayoría de las veces está muy bien acompañado, ¿no?

 

Sánchez Rosillo.-Sí, yo no soy un hombre especialmente solitario, me aislo cuando lo necesito, pero la soledad por ella misma y de manera continuada no es algo que me guste mucho, como creo que tampoco a nadie. Lo que pasa es que, claro, cuando uno quiere hacer algo, como es el trabajo de creación, necesita aislarse. Eso no es algo que pueda hacerse en equipo, tomando unas cervezas con los amigos por ahí; no hay más remedio que meterse en una habitación o adonde a ti te parezca, pero que consigas aislarte para encontrarte contigo mismo.

 

Nicolás.-El premio Adonais es, posiblemente, o sin posiblemente, el premio de poesía más prestigioso de este país. ¿Eso de ser el único representante de tal premio en Murcia hace llevar una pesada carga sobre los hombros del poeta a la hora de dejar bien alto el pabellón?

 

Sánchez Rosillo.- No, a mí me duele la espalda, pero por otras cosas, ¿no? Es decir, porque tengo algún problema de columna, de cervicales, pero no por eso; aparte de que yo no he visto nunca esto de la literatura como algo que tenga que ver con las regiones. Ahora que lo dices, sí, me doy cuenta de que seguramente seré el único premio Adonais de esta región, pero no es algo que a mí me interese especialmente, ¿no? Me parece que la literatura hay que verla de un modo más amplio.

 

Nicolás.- No, era un poco la broma con respecto al premio. ¿No sé si Vicente García Hernández fue también Adonais o fue finalista o algo por el estilo?

 

Sánchez Rosillo.- No sé.

 

Nicolás.- Lo digo porque así podría usted repartir el peso y aliviar sus problemas de espalda.

 

Muñoz.- Lo que pasa es que los premios literarios en este país son bastante discutibles y se discuten, menos los de poesía.

 

Sánchez Rosillo.- Sí, porque no hay mucho dinero por en medio, generalmente. Bueno, ahora hay muchos ya que sí tienen una dotación muy importante. Pero la poesía sí es algo que interesa menos, y los medios de comunicación no le prestan la misma atención que a la novela, por ejemplo cuando le conceden el premio Planeta a Antonio Gala o a algún otro, ¿no?

 

Muñoz.- Esto cuando era bonito era cuando le ponían a uno una flor natural.

 

Sánchez Rosillo.- Aún me gustaba más cuando te ponían la corona de laurel y te coronaban allí en el Capitolio y tal. Eso estaba muy bien.

 

Nicolás.- ¿Es verdad que uno puede ser distinto por el hecho de ser poeta, o lo que le envuelve cada día le hace poner los pies muy claramente en el suelo?

 

Sánchez Rosillo.-Sí, yo creo que el poeta es un ser humano como cualquier otro, sólo que tiene el don de expresar con palabras los sentimientos que todos tenemos y que no todos pueden expresar, porque no tienen ese don. Creo que el mito romántico del poeta que está siempre en las nubes es falso. Un poeta, si algo tiene que tener, es sentido común, sentido de la realidad, ¿no? Si no, escribirá cosas que no interesen a nadie.

 

Nicolás.-¿Uno es poeta cuando escribe, cuando publica, cuando hablan bien de uno como poeta?

 

Sánchez Rosillo.-Depende de la perspectiva desde la que lo mires. Suelen coincidir, porque, claro, uno puede decir que es el mejor poeta del mundo, pero, si nadie lo dice, pues seguramente no será cierto tampoco. Y tampoco es lo contrario; es decir, aunque lo diga todo el mundo, pues puede ser que sea malo, como se ha dado en muchas ocasiones el caso. Eso es una cosa que lo ha de decir, creo yo, el paso del tiempo. Ése sí que no suele equivocarse.

 

Nicolás.- Lo comentábamos porque hay quien habla muy bien de usted como poeta. ¿Quién ha hablado mejor de usted como poeta?

 

Sánchez Rosillo.- Pues no lo sé. No tengo ni idea. Alguien hablará, supongo yo. Habrá alguien que me tenga cierta simpatía, al menos como persona y, entonces, dirá que soy muy buen poeta.

 

Muñoz.- ¿No lee usted lo que dicen los críticos sobre su poesía y su obra?

 

Sánchez Rosillo.- Sí, lo que cae en mis manos suelo leerlo.

 

Muñoz.- ¿A qué crítico, por ejemplo, le ha prestado alguna atención?

 

Sánchez Rosillo.- Bueno, hay muchos que han escrito sobre mi poesía. Quizá el que mejor informado está de la poesía española reciente es un crítico y poeta asturiano que se llama José Luis García Martín, quien acaba de sacar, hace muy poco, una antología importante de la poesía española de los últimos treinta años. Este hombre desde luego está muy bien informado. Siempre se ha ocupado de mis cosas. Miguel García-Posada, de El País, es un crítico que también está bien informado. En fin, no sé, hay algunos. No sé si es que queréis que acierte con la persona que vosotros a lo mejor tenéis en mente, ¿no?

 

Nicolás.-Hombre, en mente no, pero en teléfono, sí. Vamos a pedir ayuda a las ondas para ver cuál es la opinión de alguien que le conoce bien y que ha hablado bien de usted, que es Andrés Trapiello. Un saludo, Andrés.

 

Sánchez Rosillo.-Pero no es un crítico. Andrés Trapiello no es un crítico, es un gran escritor, que es algo muy distinto. Una cosa es ser escritor y otra ser crítico.

 

Nicolás.-Andrés, un saludo.

 

Trapiello.-Un saludo.

 

Nicolás.-Buenas tardes. Bueno, hable usted, aunque sea bien, del señor Sánchez Rosillo.

 

Trapiello.- Sí, bueno, he estado escuchando lo que dice. Eloy es una persona, como habrá podido escuchar todo el mundo, muy sensata, que dice cosas dentro de una lógica grande, pero sobre todo, para mí, cuando me han solicitado unas palabras para este programa, he dicho que no solamente Eloy es uno de los dos, tres o cuatro grandes poetas españoles que hay ahora, que escriben ahora y que están haciendo su obra en este momento. No solamente eso, sino que en el caso particular de él y mío, y con algunos otros amigos, pocos amigos, hay una relación que va por encima de la literatura, y seguramente de la que nuestra literatura se nutre. Al final, la literatura, o el caso de la poesía, viene referida a la vida y llevamos una vida normal. Yo creo que Eloy, de todas las personas que conozco en este medio, desde luego en el medio de la poesía, es la persona con la que mejor me entiendo, no sólo porque tengamos temas en común en la poesía y porque escribamos una poesía que tiene muchísimas afinidades, sino porque a los dos nos interesan un poco las mismas cosas y tenemos ángulos de visión muy parecidos, una cierta radicalidad. Eloy, me consta, es una persona mejor educada que yo y, desde luego, tiene muchísimas más tablas que yo, por ejemplo, y, entonces, es una persona más pacífica que yo, menos extremista. Aparte de esto, Eloy lo que tiene siempre es un punto de ecuanimidad. Le gustan muy pocas obras, pero está muy atento a muchas otras; es decir, es una persona que su poesía está referida, yo diría, que a la obra de media docena de poetas o una docena de poetas y, sin embargo, es una persona atenta a muchísimos otros poetas. Estos poetas son desde luego Antonio Machado, seguramente es alguno de nuestros clásicos, como San Juan, como el propio Juan Ramón, y luego, de la poesía de fuera, la poesía de Leopardi está en su horizonte más inmediato, de manera que con estas obras o con el caso de Cernuda, que tiene menos que ver, a pesar de lo que dicen los críticos y a pesar de que su tesis fue sobre Cernuda, yo creo que con estas pocas obras está haciendo Eloy una obra complejísima y, sobre todo, dándole al lector algo que es impagable: claridad. El lector puede entrar en los poemas de Eloy Sánchez Rosillo y puede hacerlo con una naturalidad enorme y, sobre todo, la piedra de toque de todos y cada uno de sus poemas van a ser siempre los sentimientos y los afectos; siempre van encaminados hacia esos temas. No solamente hay eso, pero, básicamente, son poemas que nos van a conmover. Por toda esa serie de virtudes yo, a veces, pienso que es una suerte no solamente admirar a un poeta, sino compartir su mismo espacio vital, su misma vida, en cierto modo. Él vive en Murcia y yo en Madrid, pero nos hablamos muy a menudo por teléfono y nos vemos a veces en Madrid o en Murcia y, desde luego, con dos o tres personas, puedo decir que es el círculo que te ayuda un poco a vivir, que te alienta, que sigues sus cosas, que esperas que esté escribiendo continuamente, que estás atento a lo que hace, porque sabes que siempre te va a dar algo de muchísimo valor.

 

Muñoz.-Bueno, Eloy, un par de jamones a este hombre le caen.

 

Sánchez Rosillo.-¿Me está oyendo? Andrés, eres un buen amigo.

 

Trapiello.-Yo sé que soy un buen amigo, pero, en fin, aparte de eso...

 

Sánchez Rosillo.-Me habían despistado, porque pensaba que iba a hablar un crítico y, claro, yo nunca habría pensado en ti, porque tú eres lo más alejado de un crítico. Aunque hayas hecho crítica también, pero tú no eres un crítico.

 

Nicolás.-Bueno, pues queríamos contar con la presencia de Andrés Trapiello a través del teléfono para que nos diese su testimonio en torno a la persona que nos acompaña, y no sólo nos ha dado su testimonio, sino que nos ha dejado sin programa, porque nos ha dicho casi todo lo que había que decir en torno a Eloy Sánchez Rosillo, y ahora nosotros hablaremos..., pues veremos a ver.

 

Sánchez Rosillo.- No, no, es que Andrés no se pone para una chiquita, es exhaustivo. Además, cuando hay que hablar de un amigo tan importante como yo, pues hay que volcarse.

 

Trapiello.- Y me lo he preparado, y tenía un esquema.

 

Muñoz.- Se ha notado.

 

Sánchez Rosillo.-No, no, si ya me he dado cuenta.

 

Muñoz.- Una caja de puros, por lo menos.

 

Trapiello.- No, que va.

 

Sánchez Rosillo.- Algo le tengo que mandar, ¿eh?

 

Trapiello.- Es mucho más lo que yo le debo a Eloy que lo que él me puede deber. De manera que, Eloy, esto es un poco como Reina por un día, ¿te has dado cuenta? Te van sacando sorpresas, y prepárate, porque me han dicho que tienen dos o tres tremendas; una novia de los 19 años; en fin...

 

Sánchez Rosillo.-Bueno, bueno. Yo preferiría que fuera una novia de ahora, pero...

 

Nicolás.- Con 19 años.

 

Sánchez Rosillo.- Exacto.

 

Nicolás.- Bueno, Andrés, muchas gracias por haber estado con nosotros.

 

Sánchez Rosillo.- Andrés, un abrazo, ¿eh?

 

Trapiello.- Un abrazo muy fuerte. Hasta luego.

 

Muñoz.- Antiguamente se ligaba siendo poeta, ¿os acordáis?, y hoy es una manera de estar solo. ¡Cuánto han cambiado las cosas!

 

Sánchez Rosillo.-La verdad es que ligar se liga poco con la poesía. Eso ha de estar entre tus otras habilidades, si es que las tienes, aparte de la poesía. Por sí misma, la poesía yo creo que no vale mucho para eso.

 

Nicolás.-¿Maneras de estar solo fue el libro con el que le dieron el premio Adonais?

 

Sánchez Rosillo.-Sí, sí.

 

Nicolás.-¿En qué año fue?

 

Muñoz.-En el 77.

 

Sánchez Rosillo.-En el año 77, exactamente. El premio se concedió aún en el 77, pero el libro sale unos meses después; salió a principios del 78.

 

Nicolás.-¿Cuál era la situación de Eloy Sánchez Rosillo como poeta en ese momento?

 

Sánchez Rosillo.-Ninguna, porque nadie sabía que yo era poeta, que escribía poesía, excepto los amigos más cercanos, dos o tres, mi mujer, que entonces creo que era mi novia...

 

Muñoz.-Afine usted ahí, que eso...

 

Sánchez Rosillo.- Exactamente. Y muy poca gente más. Yo no he sido de esos poetas que en cuanto escriben un poema tienen que salir a la calle y leérselo a todo el mundo, ¿no? Hay gente que lo hace así y no quiere decir que sean pelmazos, sino que necesitan el contraste con otras personas. Yo, no por un exceso de seguridad en mí ni mucho menos, pero nunca he sido así. Prefiero equivocarme solo, porque al final siempre se equivoca uno de todas formas. Cuando uno tiene un libro entre manos, si lo deja a mucha gente, como el libro aún no está publicado, todo el mundo se cree en la obligación de decirte "Pues, hombre, yo quitaría esto o pondría esto o haría esto de otra forma", y, al final, yo creo que demasiadas opiniones perturban y confunden más que ayudan. Creo que si un libro en ciernes lo leen dos o tres personas, o alguna más, en las que tú tengas plena confianza, es más que suficiente.

 

Muñoz.- De la poesía, Eloy, se puede decir que han desaparecido todas sus antiguas divisiones, sus subgéneros: la poesía amatoria, la poesía satírica, todo eso está ya unificado en un terreno común, ¿no?

 

Sánchez Rosillo.- ¿En la mía propia o en la poesía en general?

 

Muñoz.- No, en general.

 

Sánchez Rosillo.-Bien, aún se siguen haciendo libros así, monotemáticos, pero yo creo que siempre es un error, ¿no?, porque la vida tiene muchas cosas diversas entremezcladas; entonces, agrupar, hablar sólo de un tema, al final resulta monótono. Cuando uno va por la calle, no ve sólo una cosa; ves un árbol, una muchacha, la torre de la catedral, ves un anciano, entonces, toda esa mezcla, que es la vida, tiene que reflejarse en la poesía también, y, por ese motivo, a mí me gustan los libros que hablan de todo un poco; no un libro de poemas de amor solamente, o de poemas sobre la muerte, o de poemas sobre un tema concreto único. Me gusta más que haya variedad, aunque yo creo que, en el fondo, en la poesía lírica siempre hay un tema que lo unifica todo: el del paso del tiempo, que es el que mueve de una forma u otra siempre a la poesía lírica, porque es el que nos habla de que somos perecederos, de que el tiempo pasa y nos lleva al acabamiento. Creo que no hay un tema más importante que ese y, por tanto, siempre de alguna forma empapa o tiñe a los demás.

 

Nicolás.- Eloy, ¿la poesía, al margen de etiquetas, puede entrar en relación con otro tipo de artes? Alguien me ha comentado que Eloy Sánchez Rosillo es a la poesía lo que Ramón Gaya a la pintura o que la pintura de Gaya podría entroncar con la poesía de Eloy.

 

Sánchez Rosillo.-Ojalá fuera verdad. Pero me temo que es absolutamente falso. Ya quisiera yo llegarle sólo a la suela del zapato a Ramón Gaya, como pintor, como escritor y, sobre todo, como algo que unifica esas dos facetas suyas, como persona, como creador total que es. Creo que es el caso más alto de creador que yo he tenido la suerte de conocer y de tener amistad con él. Es realmente un privilegio.

 

Nicolás.-Jorge Manrique es una de sus preferencias en poesía.

 

Sánchez Rosillo.- Como supongo que también lo será de cualquier persona sensata y decente, ¿no?

 

Nicolás.-Pero es que, aparte, hay también una línea en la poesía de Eloy que puede venir marcada por la desaparición de su padre en edad muy temprana.

 

Sánchez Rosillo.-Sí, mi padre murió cuando yo tenía siete años y, aunque entonces yo no me dí cuenta del alcance de esa desaparición, después he ido viendo que marcó toda mi infancia y, al marcar tu infancia, de alguna manera marca también toda tu vida. Sí, fue, desde luego, una pérdida muy importante. Es posible que el tono elegíaco de mi poesía provenga de ahí, de un sentimiento muy precoz de pérdida y orfandad y, como consecuencia, de una toma de conciencia muy temprana del problema de la temporalidad.

 

Nicolás.-¿Y hay influencias, en la poesía de Eloy Sánchez Rosillo, de Manrique, de Garcilaso, de San Juan, de Leopardi, como ha dicho antes también Andrés?

 

Sánchez Rosillo.-Ojalá. En fin, si no soy tonto del todo, algo, algún poso, no tanto en cosas concretas del estilo, sino como en la masa de la sangre, me habrá quedado de quienes dices. La lectura frecuente de las obras de estos grandes poetas es siempre fecunda y suele marcar para bien a quienes leen con atención e ilusión.

 

Muñoz.-¿De qué poeta o poetisa no le gustaría haber recibido influencia alguna bajo ningún concepto?

 

Sánchez Rosillo.-No sé. Hay tantos. De todos los malos me gustaría no tener nada.

 

Muñoz.-¿Algún ejemplillo? Por puro morbo.

 

Sánchez Rosillo.-Es que no sé.

 

Nicolás.-¿Gloria Fuertes?

 

Sánchez Rosillo.-No, Gloria Fuertes es una poetisa que a mí me interesa, me parece que tiene un lenguaje cotidiano e ingenuo que es efectivo para hacer la poesía que hace. No todo lo que ha hecho es de la misma calidad, pero tiene cosas que son muy bonitas. Creo que se le tendría que tener mayor consideración de la que se le tiene, se le toma un poco así como a chacota, y hay otros muchos peores y, encima, pedantes y engreídos. Ella escribe bien.

 

Muñoz.-La vida es el título del último libro tuyo, el último poemario, el sexto ya.

 

Sánchez Rosillo.-El quinto.

 

Muñoz.-El quinto, perdón.

 

Sánchez Rosillo.-Sí, bueno, es el sexto libro de poesía que publico, pero porque uno de ellos, Las cosas como fueron, era recopilación de los anteriores, era la poesía completa. Eso es quizá lo que te hace confundirte.

 

Muñoz.- Ahí está. Un título amplio como la vida misma, el de tu último libro.

 

Sánchez Rosillo.- Sí, está puesto ese título en el sentido menos pretencioso del término, como puedes suponer. No es que yo piense que he encerrado la vida toda en ese libro. Puse el título como diciendo: “Estas son algunas cosas de la vida, de lo que yo entiendo por vida”. Porque para mí la poesía no es algo distinto o separado de la vida: forma parte de ella y no es, desde luego, un “producto” para especialistas, sino que debe estar a disposición de cualquiera que verdaderamente la desee. También alude el título al carácter autobiográfico de este libro; mi poesía es siempre muy autobiográfica.

 

Muñoz.- Ha dejado usted en el libro como un tono de nostalgia que yo creo adivinar en unas líneas que he visto en él.

 

Sánchez Rosillo.-Yo diría que no sólo en unas líneas, sino en muchas, en la mayor parte. Sí, mi poesía toda tiene un tono elegíaco. Yo veo el mundo así. Tengo una inclinación especial hacia el pasado. No es que me interese el pasado como pasado, como algo cerrado y alejado; me interesa porque forma parte también del presente para mí, y siempre veo todo lo que me va sucediendo como algo que se está yendo. Y, claro, la juventud, que ya quedó lejos por desgracia, me parece un momento culminante de la vida del hombre, aunque no tenga esa etapa de la vida muchas de las cosas que después vamos adquiriendo. Pero tales cosas se adquieren cuando uno ya no tiene, creo yo, la plenitud vital que tenía en el tiempo de la juventud, y eso es quizá lo que se echa de menos de ella, de no tenerla. Y de ahí se deriva el tono nostálgico y elegíaco.

 

Nicolás.-Vamos a cambiar de tercio y a hablar de la faceta de profesor de Eloy Sánchez Rosillo, que también la tiene. Él es profesor de literatura en la Universidad de Murcia. No sé si le dejan dar la optativa de Poesía, que será donde se encuentre mejor.

 

Sánchez Rosillo.- Este año he tenido una, que se llama La Poesía y los Poetas, y es una asignatura que me agrada, pues ahí se puede hablar de lo que a uno más le guste. No siempre he tenido asignaturas de poesía, pero en este curso sí.

 

Nicolás.-¿Y qué tal son los alumnos de poesía o de literatura en la era de Internet?

 

Sánchez Rosillo.-A mí me parece que los alumnos de la Universidad, y de otros centros también, son lo mejor de esos centros; lo peor somos nosotros. Como institución, me refiero. Los alumnos siempre son lo más vivo. Quizás también están muy desorientados, como corresponde a su edad y a la desorganización académica, pero en algunos de ellos, no en todos tampoco, se ve un deseo de aprender, de conocer cosas, que es algo que muchos de los profesores hemos perdido hace tiempo.

 

Muñoz.- ¿Y qué busca el personal joven ahora en la poesía?, ¿manera de ligar?

 

Nicolás.- ¿Buscan poesía?

 

Sánchez Rosillo.- Supongo que los que se acercan a ella en serio buscan lo que se ha buscado siempre en la poesía, encontrar allí a alguien que te acompaña de la mejor manera, una voz amiga que dice lo que tú también te dices o querrías decirte y que es precisamente lo que te hace ser persona, lo que te hace comprender los sentimientos y las emociones humanas comunes que en un libro de poemas puede haber. En la poesía no hay que buscar otra cosa, hay que buscar sólo ese tesoro, ¿no?, enseñanzas sobre la vida.

 

Nicolás.-¿Y se busca más la poesía ahora que antes? Lo digo por la avalancha de narrativa, de novela, que es lo que está inundando todo en este momento.

 

Sánchez Rosillo.-Yo creo que el interés por la poesía siempre ha sido el mismo. La poesía no tiene, como la música ligera o cierto tipo de novela, no tiene un público, sino que tiene unos pocos lectores. El público es algo que siempre debemos rechazar. Sucede como en los cuarteles o en ciertos espectáculos: cuando alguien pasa a formar parte de una masa deja de ser persona y se transforma en eso, en masa. Creo que la poesía tiene pocos lectores; es decir, no tiene público, pero tiene unos lectores fieles que me parece que son los mejores. Igual que la verdadera novela. Igual que todo lo verdadero. Todo lo auténtico nunca atrae a las multitudes. A las masas las atrae otro tipo de cosas: actos patrióticos, Julio Iglesias, el fútbol.

 

Nicolás.- O Pérez Reverte.

 

Sánchez Rosillo.- O Pérez Reverte. Vamos, no es que me parezca un mal novelista, ni muchos menos, algo tendrá. Pero creo que la poesía tiene otro tipo de público.

 

Nicolás.-¿Es verdad que el hijo de un poeta no se siente atraído para nada por la poesía y sí por el fútbol?

 

Sánchez Rosillo.-Bueno, mi hijo, el único que tengo, es muy aficionado al fútbol, sí. No, no es que no se sienta atraído por la poesía, es que creo yo que, claro, aún no está en la edad. La poesía, como antes he dicho, habla casi siempre, en el fondo, del paso del tiempo. Entonces, para él, que tiene ahora 12 años, apenas existe el tiempo. Existen las horas, ¿no? La hora, por ejemplo, en la que va a empezar el partido o la hora en que se tiene que ir a jugar con sus amigos, pero aún no tiene ese sentimiento del tiempo. Sin embargo, a veces ve o intuye que lo que yo hago es una ocupación digna, aunque no sea una cosa que llene mi calle de fans todos los días; le noto yo cierto respeto por lo que hago.

 

Nicolás.-¿Pero apunta como futuro astro del fútbol o no?

 

Sánchez Rosillo.-A él le gusta muchísimo el fútbol, y juega, y es un forofo del Real Madrid, pero no sé lo que dará de sí luego esa afición. Es muy buen estudiante, aparte de eso, ¿eh?

 

Muñoz.- Es posible escribir un poema sobre cualquier cosa, hasta sobre toros. ¿Nadie ha escrito nunca un poema sobre un partido de fútbol?

 

Sánchez Rosillo.- Pues sobre un partido no sé, pero sí sobre fútbol y futbolistas. Recuerdo ahora un poema de Alberti que era sobre un guardameta famoso, me parece que era húngaro, un tal Platko. Y creo recordar que hay uno de Miguel Hernández también sobre un portero de fútbol que no sé si en un partido se mató; se daría con un poste o algo así. En fin, se ha escrito sobre todo.

 

Muñoz.-¿Está usted de acuerdo con aquello que decía Bécquer de que podría no haber poetas pero que siempre habría poesía?

 

Sánchez Rosillo.-Depende de cómo entendamos el término poesía. Una cosa es el sentimiento poético, que creo que, como antes he dicho, todos tenemos y que es igual o muy parecido en todos los seres humanos, y otra es la poesía escrita. Si no hay poetas, no podrá haber poesía escrita, aunque sigan habiendo crepúsculos y mañanas espléndidas, y primavera. Todas esas cosas son poéticas siempre que haya unos ojos que las miren y que luego sepan expresar lo que han visto. Si uno no es poeta, pues lo ve, tiene quizá unos sentimientos muy poéticos, pero la poesía se queda sin hacer, sin expresar, porque el que mira no tiene el don de la poesía. Por lo tanto, creo que el poeta es necesario, aunque siempre he dicho que la poesía se hace a sí misma. No digo yo que el poeta sea la pieza fundamental; el poeta es como el hilo por el que pasa la poesía, la corriente de la poesía, antes de llegar al papel, pero nada más. Es un intermediario, digamos, importante e incluso ineludible; un intermediario que colabora con todo su ser, con toda su ilusión, pero sólo eso.

 

Nicolás.- Pues hasta aquí la charla. Estamos en Ida y Vuelta de Onda Regional de Murcia. Eloy, muchas gracias por haber estado con nosotros.

 

Sánchez Rosillo.- Gracias a vosotros.

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[1] Entrevista emitida por Onda Regional de Murcia el viernes 28 de marzo de 1997. Realizador: Mariano Reverte. Productora: Isabel Gil.

 

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NÚMERO 1 - MARZO 2001

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