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La enseñanza de la física en los institutos: las experiencias de cátedra

El material científico es un buen indicador de los diferentes enfoques de la práctica docente, de los planteamientos y estrategias didácticas llevadas a la práctica por el profesorado.

La metodología puesta en práctica en los institutos era por lo general esencialmente expositiva, con el libro de texto como principal recurso y un aprendizaje centrado en el recuerdo de la lectura del texto y de la exposición por parte del profesorado, utilizando aparatos y máquinas como principal recurso didáctico. La experimentación se reducía en muchos casos a demostraciones de cátedra en las que se intentaban mostrar visualmente los principios y leyes de estas disciplinas y sus aplicaciones prácticas.

El profesor era el centro de todo el proceso de enseñanza y aprendizaje: seleccionaba los contenidos, preparaba la exposición y -en su caso- las demostraciones que debían acompañarla. Si nos fijamos en las peticiones de material científico que hacían los profesores, observaremos que estaban dirigidas fundamentalmente a la adquisición de aparatos “para observar”, “para hacer ostensible”, es decir, que permitieran la demostración de los fenómenos físicos o químicos como mejor complemento para sus explicaciones, en consonancia con los planteamientos de la enseñanza como transmisión de conocimientos, es decir, demostraciones en las que el profesor exhibía y explicaba el funcionamiento y los efectos del aparato, así como los principios físicos que ilustraba.

Un instrumental científico sofisticado, de costosa adquisición, difícil construcción y complicado manejo -por lo que era utilizado exclusivamente por el profesor-, ajeno al entorno cotidiano del alumno, y cuya finalidad era la de comprobar algún principio científico, tenía como mejor puesta en escena en el aula la demostración de cátedra del profesor -actor principal y único- ante unos alumnos que ejercían de meros espectadores.

Otro dato significativo relacionado con los métodos puestos en práctica es de tipo organizativo: el aula tipo tenía los bancos dispuestos en forma de anfiteatro, con la cátedra elevada para que el profesor pudiera ver y ser visto por los alumnos, así como ser oído con claridad, aspectos propios delmagistrocentrismo.

Algunos profesores criticaron las colecciones de aparatos existentes en los Institutos por su costo, por su escasa utilización, por su incongruencia con una enseñanza elemental de estas disciplinas, por la mínima o nula participación del alumnado en las experiencias, etc. José Estalella Graells, un catedrático de instituto innovador, manifestaba en la Revista de Segunda Enseñanza sobre la utilización de este material para la realización de demostraciones de cátedra que los aparatos estaban “esperando todo un año la llegada del día en que, desempolvados, salen a comprobar tal ley, para recomenzar después su absoluto quietismo”.

Tomás Escriche, otro catedrático de Física y Química de instituto, creador de numerosos aparatos -algunos de los cuales fueron recomendados para la enseñanza de estas disciplinas-, estaba convencido de que con una inversión menos costosa habría sido fácil tener un gabinete de Física mucho más útil y apropiado a las necesidades de la enseñanza que esos suntuosos gabinetes, con un material caro y que, en ocasiones, sólo se utilizaba una vez por curso escolar: “Yo me atrevo a preguntar si existe proporción entre el sacrificio pecuniario que supone la adquisición de un gran carrete de Ruhmkorff, de una magnífica máquina Gramme, de una soberbia locomotora, y la utilidad que a la enseñanza, sobre todo elemental, prestan estos objetos. La locomotora funcionará una vez en todo el curso, y el alumno apenas sacará más fruto que la pueril fruición de haber visto andar un pequeño tren (…) Resulta de esta desacertada elección, que catedráticos a cuya disposición se hallan gabinetes abundantemente provistos, que encantan y fascinan al visitante desconocedor de la materia, dan sus lecciones la mayor parte de los días sin aparatos; y cuando presentan algunos, se reduce todo muchas veces a una simple exhibición, porque ni hay tiempo, ni, aunque lo hubiera, reúne la cátedra condiciones para hacerlos funcionar o trabajar con ellos”. Además, este profesor comentaba que “poseemos numerosos gabinetes de Física, y algunos verdaderamente ricos, así lo reconozco; y sin embargo sostengo que la enseñanza que se da tiene muy poco de experimental y de intuitiva” (Escriche, 1888).

  Creemos que las demostraciones de cátedra pueden ser un complemento importante si van acompañadas de una implicación de los alumnos en la actividad, mediante la observación, planteamiento de hipótesis, análisis de resultados y obtención de conclusiones. Pueden suponer una conexión de la enseñanza de la Física y de la Química con el progreso de la técnica y de las aplicaciones prácticas al servicio de los ciudadanos, son necesarias cuando se consideran materiales de elevado costo, procedimientos peligrosos o de difícil manejo por los propios alumnos. Además, la demostración tiene una gran capacidad para ilustrar la teoría.

EXTRAIDO DE:

Bernal J. Mariano y López J. Damián (2009) El Patrimonio científico de los IES. Un recurso didáctico para las ciencias del mundo contemporáneo. Madrid: UNED.

Física Moderna

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Aparato de Haldat

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Máquina eléctrica de Ramsden

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Aparato para las Leyes del choque oblicuo

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Carrete de Ruhmkorff

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