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Algunas valoraciones sobre la colección de Libros de la Naturaleza

En la publicidad insertada en las páginas de la Revista de Pedagogía se decía sobre los libros que formaban esta colección que eran “rigurosamente científicas, redactadas en forma amena y literaria, ilustradas con numerosos dibujos y fotograbados, de bella presentación y extraordinaria baratura. Escritas por los naturalistas españoles más distinguidos. Apropiadas para libros de lectura y de estudio, para la escuela y para el hogar” (Revista de Pedagogía, 1922).

El catedrático de instituto Juan Dantín Cereceda, comentaba que fue desde sus comienzos un éxito evidente (Revista de Pedagogía, 108, 1930, p. 571). Fernando Sáinz decía que “únicamente la colección de iniciaciones científicas de la casa Appleton, de New York, es comparable a estas series de la casa Calpe” (Revista de Pedagogía, 88, 1929, p.188). Igualmente, el inspector Ernesto Rodríguez ponía como ejemplo de libros muy notables para lecturas de ciencias naturales los de la mencionada colección (Revista de Pedagogía, 13, 13-18).

Cuando aparecieron Peces de mar y agua dulce y Los animales microscópicos, de Ángel Cabrera, y de La vida de las plantas La vida de las flores, de Juan Dantin, se decía que eran “las obras de más bella presentación, más científicas, más amenas y más económicas que puedan leer los niños en la escuela” (Revista de Pedagogía, 9, 1922). Igualmente, en el Catálogo de la Librería Hijos de Antonio Pérez se aludía a que “están escritos en un estilo ameno, atractivo y literario, atendiendo más a la vida y a las funciones de los seres naturales, que a las descripciones y clasificaciones, sin que por ello, sufra en nada el rigor científico de las obras. El texto está animado y realzado con fotograbados selectos y dibujos originales, que ayudan en gran manera a la comprensión del texto” (Catálogo ilustrado de la Librería escolar Hijos de Antonio Pérez, 1930, p. 170).

El reconocido profesor e investigador Enrique Rioja comentaba que “con esta serie de amenos libritos se propone la Casa Calpe despertar en la juventud la afición a la Naturaleza, y lo que es aún más importante, estimular en los niños el hábito por la observación directa de los fenómenos y seres naturales que les rodean. Estos libritos, como se ve, no son sólo amenos, sino también esencialmente educativos, por su tendencia a dar a la infancia un concepto claro de la perfecta armonía de la Naturaleza en sus diversas y múltiples manifestaciones, especialmente de aquellas que están al alcance de su inmediata observación”. Comentaba también que “en sus páginas se prescindía de todo método taxonómico, cuya exageración en los libros dedicados a la enseñanza de las ciencias de la Naturaleza en sus distintos grados ha hecho nacer la errónea idea, muy extendida, del escaso valor de estas disciplinas como elemento educador por su contenido esencialmente memorista”. Trataban de seguir las nuevas orientaciones que ya recogían multitud de libros extranjeros, dando a conocer de forma asequible a los jóvenes lectores aquello que despierta su interés, es decir, la biología de los seres más curiosos o la actividad de los agentes geológicos más notables. Enrique Rioja consideraba un acierto que se les hubiese encargado esta difícil tarea de escribir libros para jóvenes a “competentísimos naturalistas… que no han desdeñado la difícil empresa de presentar, en un estilo agradable y sencillo, los hechos y problemas de mayor trascendencia en sus respectivas especialidades”. En su opinión, debería tener “una mayor o casi exclusiva atención hacia los seres y fenómenos más frecuentes en nuestras regiones, por ser éstos los que más directamente impresionan e interesan a la infancia. De este modo, su interés y utilidad aumentarían aún más por representar de esta manera sus páginas el guía obligado de la cotidiana observación del niño, atraída por la curiosidad que despiertan los seres y fenómenos que están en su inmediato contacto, y no por ello menos interesantes”. Dejaba constancia también de la importancia concedida en la serie a la parte gráfica, a los numerosos grabados y láminas tomadas de fotografías directas (Revista de Pedagogía, 5, 1922, pp.194-195).

Margarita Comas Camps consideraba la necesidad de que en las bibliotecas de las escuelas existieran además de obras para mejorar y ampliar la formación científica del maestro y para facilitar su labor docente, otros libros de ciencias naturales destinados especialmente a los alumnos, recomendando los títulos de esta colección (Comas, 1937). Otro profesor renovador, Vicente Valls Anglés, también recomendaba esta serie de libros de lectura (Valls, 1936). Igualmente, María Sánchez Arbós, siendo directora del Grupo escolar Francisco Giner de Madrid, recomendaba también los libros de esta colección.

Por último, los libros que integran la colección eran recomendados también en el concurso de selección de libros para uso de las Escuelas primarias de 1934. La nómina de autores dio lugar a que al inicio de la dictadura franquista se prohibiera el uso de algunos de ellos, primando la inculcación ideológica, patriótica, nacional, falangista y católica.

Peces de mar y agua dulce

Peces de mar y agua dulce

Los animales microscópicos

Los animales microscópicos

La vida de las plantas

La vida de las plantas

La vida de las flores

La vida de las flores

Catálogo ilustrado de la Librería escolar Hijos de Antonio Pérez, 1930

Catálogo ilustrado de la Librería escolar Hijos de Antonio Pérez, 1930