Islám

Irán: Salvaguardando la "moralidad pública"
La vida corta y la muerte cruel de Atefeh Rajabi

Cuando fue ejecutada el 15 de agosto de 2004, Atefeh Rajabi tenía sólo 16 años. Fué colgada de una grúa en la plaza principal del pequeño pueblo de Neka en la provincia de Mazandarán y se le dejó colgando sobre la multitud que lloraba conmocionada, durante 45 minutos. Su crimen fue "un acto incompatible con la castidad", decía el veredicto de la corte local que había sido confirmado por la Corte Suprema. Se dice que tuvo contacto sexual con un anciano. Casi con seguridad fue violada, pero la corte no estaba interesada en estos detalles. Atefeh, quien no tuvo acceso a un abogado, trató de defenderse ella misma, pero eso hizo que las cosas se pusieran peores para ella. Ella se "desvistió en la corte" (se quitó su velo islámico) y tuvo una "lengua afilada", dijo el juez, un Haji Razaie, y la sentenció a muerte. Él se puso tan agitado, que personalmente puso la soga alrededor del cuello de la chica. Se dice que cuando el caso llegó a la Corte Suprema, él viajó a Teherán para convencer a los jueces de la CS que respaldaran su decisión. Eso hicieron. La judicatura Iraní está regida por fundamentalistas islámicos. Después de la ejecución de Atefeh, el juez Haji Razaie recibió una carta de felicitación del gobernador de Mazandarán, por su "mano firme".

Un periodista Iraní anónimo de Iran Focus habló con algunos compañeros de clase, amigos, parientes y vecinos de Atefeh, para arrojar luz sobre el macabro destino de la jovencita. Ellos describieron a Atefeh como inteligente, vivaz, pero rebelde. Ella vivía en extrema pobreza. Su padre, un drogadicto desempleado, desapareció después de que ella nació. Su madre murió cuando era una niña muy pequeña, y la dejó como huérfana bajo el cuidado de sus abuelos ancianos,  quienes para ese momento ya estaban en su séptima década de vida. Ella se convirtió en una víctima de la violencia y la explotación por parte de parientes y oficiales locales. Al menos uno de sus parientes solía violarla, pero no se atrevió a acusarlo, ya que sabía que nadie la respaldaría. Cuando cumplió 16 años, ya había estado convicta cinco veces por comportamiento inmoral. En cada ocasión recibió 100 azotes y fue llevada a prisión durante algunos días, donde fue abusada por la policía de la moral islámica. Ella estaba aterrorizada por esos días en prisión. La prisión Behshahr en Neka es el infierno, le dijo a un amigo cercano.

La ejecución infantil en Irán ha sido señalada por Amnistía Internacional y otras organizaciones de derechos humanos durante años. Bajo esta presión, el viejo parlamento propuso una ley en 2003 para aumentar la edad mínima para ejecución hasta los 18 años. Pero la propuesta fue rechazada por el todopoderoso Concejo Guardián. De acuerdo con Amnistía Internacional, hay 10 casos documentados de ejecución infantil desde 1990. En 2004, el caso de Atefeh Rajabi es ya el tercer caso conocido (en un total de  108 ejecuciones conocidas). Estos números pueden ser sólo la punta del iceberg.

Los clérigos fundamentalistas en la judicatura de Irán no son los únicos que sentencian menores a pena de muerte. También lo hacen, por ejemplo, los del sistema judicial de Estados Unidos de América.

Fuente: Racionalista Internacional

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