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Ésta es una versión obsoleta y en parte inoperativa, conservada únicamente a efectos de archivo, del subsitio de Antonio Giménez Reíllo, profesor colaborador en el Área de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad de Murcia.

Dominicos, musulmanes y judíos en la Corona de Aragón

Vose_Dominicans.jpgCambridge University Press ha anunciado recientemente la publicación, para mayo de este año, de la obra de Robin J.E. Vose, Dominicans, Muslims and Jews in the Medieval Crown of Aragon. Vose se doctoró en 2004 con una tesis sobre el mismo tema que se cifra a la perfección en su título principal —Converting the faithful—: paradójica y contrariamente a lo que pretende la historiografía propagandística ("maximalista", según Vose) de la orden dominica, quienes recibían mayor atención de los frailes in partibus infidelium no eran los infieles (en este caso, los musulmanes), como cabría esperar, sino los propios fieles. "Convertir al fiel", en este sentido, significa mantenerlo en su fe (o devolverlo a ella en el caso de los apóstatas) y lo más apartado posible de la ajena. En su interpretación, este profesor de la Universidad St. Thomas, coincide con la historiografía más rigurosa, por lo general bastante escéptica ante los supuestos éxitos de la Iglesia medieval en este ámbito.

El trabajo de Vose resulta un pilar imprescindible para mi estudio sobre el árabe como lengua extranjera en los siglos XIII y XIV, asunto al que ya he dedicado un artículo. De hecho, él mismo ha abordado ya exhaustivamente, tanto en su tesis como en un estudio monográfico inédito que tuvo la amabilidad de enviarme hace tiempo, la cuestión de los studia linguarum, escuelas de árabe y hebreo que la Orden de Predicadores establece y mantiene de forma discontinua entre 1250 y 1312 en distintas ciudades de la Corona de Aragón (se habla de Mallorca en 1250, de Murcia en 1271, de Barcelona y Valencia en 1281, y de Játiva entre 1302 y 1312).

Mis alumnos se preguntarán, tal vez, qué hago yo metido en este berenjenal del siglo catapum. Pues bien, a mi modo de ver uno de los aspectos más interesantes del árabe como lengua extranjera es que en la cristiandad de la que formamos parte (queramos o no), además de extranjera, el árabe ha sido durante siglos, por antonomasia, la lengua del enemigo. Lo que yo me pregunto es de qué manera afecta a la enseñanza y el aprendizaje de esta lengua extranjera esta circunstancia, pasada y presente; y así, indagando en los orígenes de esta coincidencia, he ido remontándome en el pasado hasta el siglo XIII, en que surge entre los dominicos una enseñanza formal de este idioma: con profesores, alumnos y respaldo institucional, amén de unos objetivos explícitos.

También me interesa mucho, por su repercusión inmediata en el presente, el arabismo español del s. XX, pero imagino que de éste no dice nada Vose en su libro, aunque —¿casualmente?—, uno de los principales representantes de esa historiografía pro dominica, el padre fray Ángel Cortabarría Beitia, fallecido el año pasado, era un arabista español formado en la Universidad Central de Madrid, discípulo y admirador, para más señas, de Emilio García Gómez (sobre la islamofobia de este último, dicho sea de paso, véanse por ejemplo sus cartas a Asín Palacios en Viaje a Egipto, Palestina y Siria, comentadas aquí).