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Presentación del curso.

El curso nace de la necesidad de incorporar los nuevos materiales que nos ofrece la industria al repertorio de las Bellas Artes. Pretendemos cubrir un vacío puesto que existe un desfase entre las experiencias que de un modo individualizado están llevando a cabo los pintores más actuales y la enseñanza de estas experiencias a nuestros alumnos. Esto se debe en gran medida por un lado a la falta de documentación en esta materia y al secretismo alquimista que mueve el mundo del arte y por otro, a lo apretado de nuestros tradicionales temarios. En pocas palabras, se trata de hacer un trabajo de campo y recopilación de los nuevos materiales emergentes y elegir entre los muchos materiales que nos proporciona la tecnología actual, uno concreto para la pintura y otro para el soporte, con el fin de adaptarlos a las diversas poéticas personales de los distintos miembros del equipo. Esto supone además una labor de búsqueda, realizar obras concretas, llevar a cabo un seguimiento exhaustivo del proceso de elaboración y manipulación para finalmente mostrar el trabajo realizado mediante una exposición y la consiguiente publicación que recoja dicha experiencia.
En una cultura como la actual eminentemente visual, pero que a menudo olvida el aspecto matérico de ésta, supone para nosotros los docentes, un problema a la hora de explicar la pintura, dado que ellos solo la entienden como “imagen”. Debemos matizar que los alumnos acceden a la pintura básicamente a través de reproducciones, aspecto que condiciona enormemente su capacidad de aprendizaje. Por encima de todo en nuestras aulas siempre hemos potenciado la práctica de taller como principal vía de autoaprendizaje defendiendo más la evaluación continua que los exámenes finales. En ese sentido la enseñanza en Bellas Artes se adelanta en consonancia al espíritu que emana el futuro Espacio Europeo de Educación Superior.