Tell Jamîs comienza a ser estudiado a partir de 1992 como un nuevo yacimiento a cargo de la Misión en Siria del Instituto del Próximo Oriente y la Antigüedad (IPOA), hasta el año 2000, fecha del cese de las excavaciones.

Yacimiento de muy pequeñas dimensiones (8 m. de altura y 100 m. de base), afectado además por la construcción de la presa de Tishrîn.

Esta investigación permitió, dado a su proximidad a Qara Qûzâq un acercamiento a una secuencia completa de la Edad del Hierro, la cual faltaba en el ya nombrado yacimiento. Entre los dos yacimientos, se cubren todos los períodos desde comienzos del tercer milenio a época bizantina. De este modo, se completaron con los datos extraídos de este yacimiento informaciones procedentes de Qara Qûzâq.

La estratigrafía del yacimiento, por tanto, ha podido establecer su fechado de la siguiente manera:

De esta forma, la importancia de Tell Jamîs se materializa en la existencia de 11 niveles arqueológicos diferenciados. En cada uno de estos niveles el yacimiento tiene un comportamiento interno propio y unas relaciones con el exterior específicas, de tal manera que en teoría nada tendrían que ver entre ellos.

Aunque pudiera parecer un yacimiento poco notable,  su importancia para aspectos políticos o sociales es claramente reducida, sí se puede dar trascendencia a la propia índole rural del asentamiento intentando centrar los esfuerzo en aspectos de la vida cotidiana: si bien no se puede hacer la historia de los estados en Tell Jamîs, sí que podría elaborarse la historia de la gente.

Por otro lado, la ventaja de que este pequeño yacimiento pudo ser excavado en su totalidad y en un plazo corto de años, permitió que la información que nos ofrece va a ser, globalmente, más exacta que la de lugares mucho mayores, en los que a pesar de su importancia, no se conocen tantas cosas.