Materiales Ornamentales
Los elementos decorativos más numerosos hallados en las diferentes campañas de excavación llevadas a cabo en el Santuario de la Luz en los últimos años son las antefijas.
Las caras frontales están integradas por una parte rectangular inferior, enmarcada por surcos verticales y que tiene, en la lado bajo, el hueco semicircular correspondiente al ímbrice. Los fragmentos hallados nos presentan al menos tres tipos de antifijas, de composiciones similares, pero con significativas diferencias:
-Palmeta compuesta con nueve pétalos y en cuyo centro aparece un rostro femenino en relieve, al parecer alado, con melena ondulada corta. La pieza es de pasta roja con degrasante grueso y pizarroso y esta deteriorada en superficie.
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Frente de antefija en forma de palmeta con similar composición al anterior. Sobre el hueco semicircular del imbrice hay una banda estrecha entre líneas incisas con alineación de cuatro botones. El rostro, femenino, con manto, y un elemento redondeado a modo de largo capirote en la parte superior de la cabeza evoca los tocados femeninos ibéricos altos cubiertos por un velo.
-Fragmento de frente de antefija, muy parecidas a las anteriores, pero que responde a un trabajo de más calidad.
Estas piezas, tardías, fechables en el tránsito de los ss III al II a.C. parecen evocar figuras concretas de la iconografía clásica. La divinidad femenina, sobre la palmeta múltiple y además alada, recuerda las representaciones sirias de Astarté; encuadrada estilísticamente evoca a Persefone o a su hermana Hécate.
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El segundo elemento constructivo ornamental en el yacimiento son los relieves en piedra. Estos, tallados en calcarenita blanca, están trabajados con diferentes tipos de decoración. De especial interés son los fragmentos de piezas de mayor tamaño molduradas y talladas, en general en forma de gola, a modo de cimacio jonio a base de ovas u ovas y lancetas y un friso con volutas y hojas estilizadas en meandro con doble guía.
Difíciles de situar en el amplio contexto arqueológico del Santuario de la Luz, se puede conjeturar que son tres las partes del templo que podrían disfrutar de una ornamentación tan rica y cuidada como son estas molduras decoradas:
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La zona adintelada del edificio correspondiente a la corona y a la gola, bajo el acroterio, que bien pudo estar hecho de piedra.
-El pronaos, enmarcando la puerta de acceso a la cella con una serie de piezas de calcarenita decorada con el clásico motivo de friso y cimacio jonios en una moldura que recorriese el frente de sus jambas y dintel
-Fuera de la propia estructura del templo, el altar o ara, frente al atrio del edificio, elemento indispensable en el contexto y que debió tener obligadamente una clara entidad arquitectónica y artística además de cultual.
Un último elemento, que de momento no ha podido atribuírsele una ubicación concreta es la parte superior de una columna de módulo menor, con señalas de acción reiterada del fuego, con capitel toscano simple y que bien podría asociarse al contexto de una ara sacrificial de pequeño tamaño.