Excavaciones

La actividad arqueológica de la Dra. Muñoz Amilibia, iniciada desde su época de estudiante, ha continuado sin ininterrupción hasta prácticamente la actualidad. Sus trabajos en la arqueología abarcan desde el neolítico y calcolítico hasta la cultura ibérica y romana que han sido objeto preferente de sus investigaciones. Los yacimientos que ofrecemos a continuación son algunos de sus trabajos más significativos.

LOS SEPULCROS DE FOSA (CATALUÑA)

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Generalmente va acompañado de un ajuar compuesto de elementos característicos: cuentas de collar, núcleos de sílex prismáticos, y finas hojas en forma de cuchillos con bordes cortantes, hachitas de piedra pulimentada, punzones de hueso y cerámica lisa. La localización geográfica de estas sepulturas es muy regular. Se encuentran cerca de los cursos de agua, en valles fluviales y en terrenos de arcillas y sedimentos cuaternarios aptos para el cultivo.Resultado de las investigaciones de Ana María Muñoz Amilibia, centrada en el estudio de múltiples yacimientos del noreste peninsular y de los materiales de los fondos en los museos catalanes, fue el trabajo relativo a la Cultura neolítica de los Sepulcros de Fosa en Cataluña. Desde mediados del IV milenio a.C se desarrolla en el área catalana una cultura de gran personalidad, caracterizada por sus cerámicas lisas, identificada por sus sepulturas. Se trataba de gente agricultoras que ocupaban gran parte de las llanuras litorales, prelitorales y valles de los ríos. Sus poblados debían agrupar una población bastante densa. Su vajilla cerámica es lisa y en ocasiones con decoración grabada después de la cocción de la pieza. Sus enterramientos, en inhumación, eran excavados en la tierra, recubiertas por losas de protección por los lados y parte superior. Los individuos eran enterrados en posición encogida y de costado, con las piernas dobladas en forma que las rodillas llegan a la altura del pecho y, los brazos, igualmente doblados y dirigidos en la misma dirección, con las manos juntas cerca de la cabeza.

ZUHEROS (CÓRDOBA)
La campaña de excavación en la Cueva de los Murciélagos (Zuheros, Córdoba) tuvo lugar en el año 1969, bajo la dirección de la Dra. Muñoz Amilibia y Ana María Vicent Zaragoza.
La campaña de trabajos demostró la utilización de esta cueva por un grupo de agricultores neolíticos, entre los que sin duda el cultivo del cereal junto con la domesticación de animales eran sus principales bases económicas; dicho contexto arqueológico es muy típico del neolítico andaluz de la costa malagueña y de las serranías cordobesas.

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BAENA (CÓRDOBA)
Los materiales las numerosos son cerámicas incisas, sobre todo con motivos curvilíneos, formando zig-zags, asas de codo o aguijón, materiales que aparecían junto con cerámica a la almagra.
Las pruebas de carbono 14 dieron una cronología que permitió fechar el uso de la cueva en la fase de ocupación neolítica, en el último cuarto del quinto milenio, entre los años 4200 y 4000 a.C
Los trabajos de excavación en Zuheros se han venido realizando en años posteriores, documentándose una secuencia cronológica que abarca desde el Paleolítico Superior hasta la época romana, si bien la fase más importante es el momento de ocupación neolítico.
En la actualidad, la Cueva de Zuheros se esta preparando un Centro de Interpretación que ponga en valor los hallazgos de la zona, proyecto que estará listo para el verano, y en el cual participan la profesora Beatriz Gavilán de la Universidad de Huelva, Juan Carlos Vera (Universidad de Huelva) y María Oliva Rodríguez (Universidad de Jaen)

Las excavaciones en el Cerro del Minguillar (Jaen), la antigua Iponoba, se desarrollaron entre los años 1974-1978, bajo la dirección de la Dra. Muñoz Amilibia y la participación de alumnos de las Universidades de Murcia y Barcelona, trabajos encaminados a intentar reconstruir la estructura defensiva del oppidum y su desarrollo histórico.
Como resultado de estos trabajos se pudo documentar que este sistema defensivo estaba garantizado por grandes torres cuadradas, sin que se pudiese afirmar que estas estuvieran unidas por un gran lienzo. Se documentó igualmente la supervivencia de los tipos de habitación ibérica en pleno siglo I d.C. Además de la presencia de la propia estructura de la casa, la presencia de un alto porcentaje de cerámica gris ibérica y pintada reafirmaba la presencia de una fuerte tradición indígena aún en la segunda mitad del siglo I d.C cuando Iponoba paso a ser municipio romano.

COIMBRA DEL BARRANCO ANCHO (JUMILLA, MURCIA)
A mediados de los años 50 se inician las primeras campañas de excavaciones en el conjunto ibérico de Coimbra del Barranco Ancho (Jumilla, Murcia) bajo la dirección de D. Jerónimo Molina, centrándose los trabajos en el Poblado, la Necrópolis del Barranco y la Necrópolis de la Senda.
En 1977, como consecuencia de una serie de visitas previas al yacimiento de la Dra. Muñoz Amilibia acompañada por D. Jerónimo Molina, un equipo de investigación del departamento de Arqueología de la Universidad de Murcia, dirigido por la Dra. Muñoz reemprendió las excavaciones sistemáticas en el conjunto ibérico. Los trabajos se sucederían sin interrupción bajo su dirección hasta el año 1985 cuando D. Angel Iniesta Sanmartin y D. José Miguel Garcia Cano comienzan a dirigir los trabajos arqueológicos en Coimbra del Barranco Ancho.

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Los trabajos de la Dra. Muñoz Amilibia se centraron especialmente en el Poblado,en la parte Este del hábitat, encontrándose varias casas de tendencia rectangular con dos o tres habitaciones; la estructura defensiva oriental del Poblado que ha podido se estudiada, está formada por una muralla con zócalo de piedra y alzado de adobe y torres cuadrangulares datada en el siglo IV a.C que sufre remodelaciones y ampliaciones a lo largo de los siglos IV-III a.C. Los trabajos se sucedieron a partir de 1980, tanto en el hábitat como en la Necrópolis del Poblado, hasta 1985, año en el que se reiniciaran las excavaciones en la Necrópolis de la Senda bajo la dirección de Dña. Virginia Page del Pozo.

En 1981 Dña. Ana María Muñoz Amilibia, poco después de haber reemprendido las excavaciones en el conjunto ibérico, presenta en la revista de información local y cultural de Jumilla El Picacho, una breve información sobre el descubrimiento del cipo funerario del tipo de pilares-estela, presentación que se realiza nuevamente en el X congreso de la Unión Internacional de Ciencias Prehistóricas y Protohistóricas.
Poco después presenta el hallazgo minucioso del monumento en el XVI Congreso Nacional de Arqueología especificando la situación geográfica de la necrópolis de El poblado, el inicio de las excavaciones sistemáticas y las circunstancias del hallazgo, realizando una descripción exhaustiva de la escenas que decoran el cipo.

CABEZO DEL PLOMO (MAZARRÓN-MURCIA)
Las campañas de excavación del poblado eneolítico del Cabezo del Plomo tuvieron lugar en 1979, 1980, 1984 y 1985. Tras una primera campaña en el tholos, la Dra. Muñoz Amilibia pudo comprobar la existencia de estructuras muy arrasadas por la erosión y amenazadas por las obras de una construcción de una carretera, peligro que había motivado el inicio de las actuaciones arqueológicas.

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Uno de los principales hallazgos fue el descubrimiento de una estructura tumular si bien debido a lo arrasada que estaba sólo pudo documentarse en planta. El anillo tumular, de seis metros de diámetro externo por 2´50 metros de diámetro interior, construido en mampostería en seco con piedras calizas del entorno, rodeaba una estructura de planta rectangular de 2´50 metros de largo por 0´45 -0´75 de ancho, por medio de cuatro grandes piedras de tendencia ortostática, hincadas verticalmente en el terreno, y que, a su vez, delimitaban tres espacios o nichos entre ellas y el anillo de mampostería del túmulo

El poblado está fortificado con una muralla que defiende la parte más vulnerable del asentamiento,su lado meridional y occidental, ya que por el lado Norte y Este el escarpe natural dificulta el acceso. En este tramo de la muralla se han podido señalar cuatro torres separadas por espacios que van de 13 a 15 m, en un tramo total de unos 50 m.
La construcción de la muralla responde a una técnica muy simple, que se emplea también en las torres y las casas del interior del poblado: dos hileras de grandes bloques de piedras paralelas, trabadas con barro y colocadas verticalmente, con los lados planos hacia el interior y el exterior, mientras que el interior queda relleno de piedras menores. El grosor de la muralla sólo alcanza 1 m. y se conserva únicamente su zócalo, asentado directamente sobre la roca caliza de base, con dos o tres hiladas de piedra y unos 0,60 m. de altura media.
Dentro del recinto amurallado se han localizado las estructuras de las casas, simples chozas circulares con zócalo de piedra que tendría la estructura superior de barro y materias vegetales. La poca densidad del estrato arqueológico hace que no se conserven restos de las posibles estructuras de barro, habiéndose sólo encontrado algunos fragmentos de enlucido, posiblemente de las paredes, y semejante a los suelos de tierra batida amarillenta muy dura y compacta. Sólo se han excavado cuatro, dos en la parte más próxima a la muralla Oeste y las otras en la parte más alta del poblado.